Los peñascos son oscuros, las guaridas son tan frías
Y aunque mi pecho es fuerte cada noche, caigo herida
Y quiero caer y caigo, y quiero seguir cayendo
Hasta sentir la vida palpitando, y renaciendo en mi
Y recordar que fui, recordar quien soy
Y levantar por fin, mi espíritu abatido.
Ahora voy de cuerpo en cuerpo, naufragando sin cesar
Buscando al niño azul, en el fondo del abismo
Lo vi caminar de espaldas, lo vi caminar de frente
Lo vi deshacer el circulo negro, de la muerte
Lo vi levantar sin miedo, a todo un pueblo entero
Avanzar sobre los huecos cráneos, inmundos e ignorantes
Y sembrar semillas de agua, en todos los desiertos
Lo vi venir a mí, con un madero a cuestas
En sus ojos vi el fulgor, de mi anciano paraíso
Un Arcángel dulce, tierno y bello
Esplendor etéreo, amador eterno
Y yo, sucia caminante del desierto
Lejos muy lejos del cielo... ---->
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